miércoles, 24 de febrero de 2016

Joan Hernández Pijuan


Una exposición recuerda a Joan Hernández Pijuan a los diez años de su muerte

Diari La Vanguardia

02/02/2015 12:26
Concha Tejedor

Madrid, 2 feb (EFE).- Una exposición de Joan Hernández Pijuan recuerda, a los diez años de su muerte, a este pintor de la vanguardia abstracta y sus espacios vacíos inspirados en el paisaje y delimitados por el trazado de un cuadro dentro del cuadro con escuetas figuras, flores, árboles o líneas, puntos y tramas.
La Galería Pérez Fernández exhibe esta exposición hasta el 1 de abril en homenaje al artista, con el que inauguró su actual sede en la calle Orellana de Madrid en 2004. Una veintena de obras, entre óleos, gouaches, carboncillos y/o grafitos, fechadas entre 1989 y 2002, la mayoría de ellas de los años 90, nos acercan a la obra del pintor y grabador mediterráneo.
"Muchas veces -escribió Hernández Pijoan (Barcelona 1931-2005)- he pensado que este gusto por el vacío y por la parquedad de elementos que utilizo me vienen dados por el sentimiento, por la memoria, y no tanto por el recuerdo, de las temporadas, en mi infancia y primera juventud, a los paisajes sobrios y duros, y hermosos por esta misma sobriedad, como el de La Segarra leridana".
 

 
Pintor y grabador, Premio Nacional de Artes Plásticas y de Arte Gráfico y académico de Bellas Artes de San Fernando, Joan Hernández Pijuan murió el 28 de diciembre de 2005 en Barcelona, después de casi sesenta años de una vida artística prolífica durante la que expuso en los principales museos de España, como el Reina Sofia y el MACBA, y en numerosas ciudades europeas, americanas y japonesas y a participar, entre otras, en la Bienal de Venecia.
"Hernández Pijuan -escribe el galerista- es pintor de la sencillez, de la imperfección, de la espontaneidad, y con estos elementos llega en ocasiones a la síntesis más completa, algo que puede rozar con el misticismo que aparece inmerso en la tremenda sensualidad de su pintura".
Como tantos artistas de la Generación del 50, Hernández Pijuan viajó a París, donde residió entre 1957 y 1958, estudió grabado y litografía, entró en contacto con la abstracción informalista y regresó a España siendo ya un pintor abstracto, que con los años encontraría un lenguaje personal, esencial y depurado.
El pintor Eduardo Zóbel, uno de los fundadores del Museo Abstracto de Cuenca, definió así la obra de Hernández Pijoan: "Los adjetivos: limpio, sutil, riguroso, cerebral, elegante. Los medios: la trama. Mejor dicho: las tramas. Hernández Pijuan es capaz de convertir hasta brillos y materia en trama. La trama: la naturaleza. Lo que tiene de visible, la que sabe ver el artista para transformarla y enseñarla".
Hernández Pijuan está representado en los más importantes museos españoles, entre ellos el Reina Sofia, el MACBA de Barcelona y el de Arte Abstracto de Cuenca, así como en el Guggenheim de Nueva York y otros extranjeros.
"Esta muestra es nuestro reconocimiento a uno de los grandes creadores europeos de finales del XX y de principios del XXI. Diez años después de que nos haya dejado queremos rendir este obligado y merecido homenaje a Hernández Pijuan", escribe el galerista Rafael Pérez Hernández.
Pérez Hernández describe al pintor homenajeado como un buscador de un lenguaje propio que a lo largo de su trayectoria, acabó encontrando, convirtiéndose en uno de los principales exponentes de la pintura española de la década de los 90 hasta su fallecimiento en 2005.
"Su obra refleja con precisión esa actualidad permanente, esa concreción, y ese espíritu mediterráneo", sostiene el galerista.

 

































 

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